Descripción

Un inquilino de gran antigüedad deja la vivienda en muy malas condiciones, y en ese momento el propietario decide hacer una gran renovación con la mínima inversión posible, ya que seguirá siendo un piso de alquiler. La reforma es integral a nivel de instalaciones y acabados. Se renuevan ventanas para mejorar el comportamiento térmico de la vivienda, muy castigada por su proximidad a las brisas del mar. La compartimentación de dormitorios se mantiene, solamente modificando de sitio una puerta de entrada a un dormitorio para mejorar su amueblamiento. El baño se redistribuye y se instala un plato extraplano de grandes dimensiones para facilitar la ducha tras la playa. Se instaló un mobiliario práctico con poco mantenimiento. El gran cambio está en integrar la cocina al salón, tirando un tabique. De esta manera permite desarrollar toda la vida comunitaria, de cocina, comedor y estar, en un solo espacio, muy útil para el funcionamiento habitual y limpieza de un piso de playa. Este espacio queda enmarcado por un balcón con barandilla de vidrio sin carpintería que permite integrar el paisaje marítimo dentro de la vivienda. El otro gran cambio está en la renovación del suelo de toda la vivienda con un mosaico porcelánico -de gran resistencia y poco mantenimiento- que hace alusión a los motivos árabes cuya influencia conquistadora sigue estando muy presenta en la cultura tarifeña.