Descripción

Un pareja joven quiere reformar su piso antiguo exterior en una zona de Embajadores rica en contrastes. La reforma transcurre durante el COVID, tras permitirse el reinicio de la actividad. El piso original presenta techos altos que superan los tres metros y una distribución muy compartimentada, con salas sin luz o abiertas a las salas contiguas.

Se decide configurar el espacio al 50% tipo loft y el resto cerrado con cocina, dormitorio, baño y lavadero por separado. La propuesta se adapta completamente a las necesidades los clientes, lo que hace que el baño sea el único espacio que quede sin ventilación ni iluminación directa.

Durante la demolición se descubren pilares metálico originales y se deciden restaurar, pintándolos de negro para dejarlos a la vista y crear un efecto de contraste con las paredes blancas. De esta manera, se consigue potenciar la estructura antigua del piso original, al igual que se respetan los ventanales de madera del salón de principios de siglo.

En cuanto a las mejoras, se instala una tarima Pergo muy resistente y se renuevan el resto de las ventanas de la vivienda para mejorar su comportamiento térmico y favorecer el aislamiento acústico con los vecinos.